Un caballero, antes de iniciar un performance animal, invita a la gente a jugar su dinero sobre la casa donde crea que va a meterse un Curie. El roedor de la dieta andina sureña es el actor central en esta escena del septimazo bogotano. Si el Curie ingresa a la casa apostada, ganaría cinco veces la cantidad de dinero jugado. Las casas numeradas son 13 tazas plásticas boca abajo, con una ranura en forma de puerta, acomodadas en círculo en el centro de la calle. El joven que dirige saca el Curie y lo pone frente a las casas, la multitud rodea el espectáculo. El curie sorprendido se detiene y abre los ojos. Vuelve y se detiene y luego avanza. Todo lo hace lentamente, hasta que ingresa a la casa. Una de las parejas participantes entregó a su hijo de 7 años 7 mil pesos y el niño lo puso en la casa No. 7, donde el señor Curie, luego de mover sus bigotes decidió ingresar. El niño alegre fue corriendo en busca del Curie y al levantar el animal desapareció entre la multitud de la carrera 7a.